Veinticuatro

Sucumbí lentamente a sintonizar la melodía de tu voz confundida
Mientras tú intentabas entender la situación, yo estaba arrepentida.
No era el buscarte, no era el escucharte, mucho menos amarte.
Me rompí en veinticuatro pedazos por el hecho de pensar que quizás, no me querías.

Yo que vivo en el auto-engaño de que a poco te voy superando,
convencida estoy de que no hay segundo sin que visites mi mente.
Aunque sea para recordarme que no debo pensarte o que ya llevo un paso adelante.
¿Enferma?  No, completamente curada.
Hastiada de aparentar de que esto no es amor, o que se apaga por un botón.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mascarilla

Shakespeare

Te echo de menos...