Carta al Desamor

Nunca he dicho que te merezco o que soy inocente, menos pienso que lo seas o que me mereces.
Y en la disyuntiva del amor, no importa quien se ha equivocado más veces.
Sino, aquél que reconoce, que transforma,  y del error aprende a pulir razones nuevas, amor recién horneado.

No me interesa rogarte, ni que seas indulgente. Desprecio tu apatía, tu incompetencia de confesarme que simplemente encontraste otras manos que te guarden, otro corazón quizás más joven que el mío, que te entrega lo que sabe darte. Sí, más joven,  porque estoy segura que te amo desde hace mil años antes.

Y nada vale, y no me importa, tampoco te espero sentada... Puedes hacer lo que desees, cuando quieras, y yo seguiré amándote, sin sufrirlo, sin pensarlo... Simplemente amando, odiando la manera absurda en que complicas el mundo y te burlas de ti mismo. Nadie ha ganado. 

Sé mirarte a los ojos y no sentir nada,  pero no sé hablarle a mi corazón sin recitar poemas que hablen tu mirada.  Es ridícula mi manera de amarte a cada instante y no sentir la presión externa, el escupitajo de ironía, no afligirme por ser... 

Soy amor, amor por ti, que llora y ríe. Amor que calla, amor que dice, que te bendice y te maldice, que  ama de la única manera en que aman los poetas: eternamente.






(Dibujo/Picture: Melissa Bonilla)
http://mbkillerbee.deviantart.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mascarilla

Shakespeare

Te echo de menos...