Deseos

Le tengo envidia a mis deseos.
A diferencia de mí, ellos pueden verte cuando quieren, te dan los buenas días y las buenas noches.
No sufren de ansiedad llevando cuentas regresivas, ni les afecta los minutos que restan antes de otro ¨hasta luego¨.

Claro, también tenemos cosas en común, como esa energía electrizante al tocarte, esas ganas insaciables al tenerte, esa constancia de saber que no hay deleite que se compare, con morder tus labios donde nadie nos ve.

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