Retórica Mental

Me he quitado hasta  la piel intentando olvidarte, Me has  convencido con tu  inconsistencia,  eres una  torre de papel. Y aún así, flaquea mi inocencia,  apostando a ti. Una palabra dulce me es suficiente  para obviar el ridículo pasado. Un momento a solas mirándote en silencio, opaca todas las noches en que no apareciste. Y me conforma  que dibujes mi silueta con tus ojos de jade, aunque no digas nada...

Mis ojos se han vuelto  un espejo empañado de  melancolía. Mis labios en silencio, guardan el secreto que nos prometimos. Los sueños que pintamos de colores, no son más que un borrón gris. Sigo lidiando con los trastes incompletos que dejaste en casa. No te imaginas  lo que es pensarte todo el día. Ni escribir tu nombre al espirar... Ver tu rostro en la grama del jardín, Odiarte versus amarte... Adaptarse al vacío que me dejaste... Convercerme de que tus palabras nunca fueron verdades.

¿Qué harías si te dijera que sonrío cuando te pienso? ¿Y si mi mente te menciona todo el tiempo? ¿Y si el tiempo me ha hecho prisionero de todos los recuerdos? ¿y si he sido  yo quién me volví prisionero del tiempo? Olvidé la técnica para no pensarte y reciclo sentimientos con olor a ti. Le pido un consejo a la noche tempestuosa , ella no me escucha y me habla de ti. Tú otra vez , en mi taza de café,  en el ruido de los truenos, en la luz de las estrellas, en las tinieblas y el silencio. Quisiera romper el cristal de este reloj de arena Y ver esparcir por el aire todos mis lamentos.

Gotas de temor se van acumulando... Me ciñen de un amor decadente, de épocas pasadas. Nos encontramos de frente el ayer y el hoy. No ha cambiado tanto...  Con un poco de temor recorro mis dedos por la silueta de ese Adiós. Se siente irreal, pero no estoy segura de qué: ¿La despedida o el amor? Desenpolvo  mi viejo baúl lleno de promesas muertas. Colores pálidos, sonrisas convertidas en llantos... Me sumerjo en los vestigios de aquella pasión.... Intento volver atrás, pero no encuentro la llave. Brotan de ese cofre memorias de cada uno de esos días. Rebosan mi habitación. Gotas... Al principio solo eran pizcas. Ahora es un torrente de azul desolación.

El único secreto que escondo, lo delata mi mirada. Como si importara... No guardo tus fotos, pero te guardo en el alma. Deseché tus cartas, pero  recuerdo tus palabras. Caigo en un sueño profundo, con los ojos abiertos y la mente entregada. La vida y sus paradojas, caos y orden... Sonrisa asimétrica, libertad a medias, sed insaciada.

No sé como explicarlo... Me gustaría decir que es una carta de despedida, un adiós eterno... No sé si pueda lograrlo,  me encuentro en esta dicotomía... El final se acerca, saboreo su llegada, escucho sus pasos, disminuyen mis latidos. Llévame contigo ya... Ya es tiempo... El libro se ha cerrado, las lágrimas se han deshidratado. Escucho una y otra vez la misma melodía, se repite en mi cabeza. Baja la temperatura, se termina la cuenta regresiva. Tic Tac.

El desorden de ideas se tranformó en un breve viaje al pasado... Fúnebre, húmedo, doy tres pasos, guardo silencio. Intento obviar la caja fuerte que esconde todos mis miedos. Camino despacio, sin darme cuenta caigo en un charco de quebrantos.  Me domina el descontrol , me vuelvo llantos. Mi corazón negligente olvidó desecharte. No quiero hablarte ni que me hables... No quiero fingir, ni que  sigas aparentando ser fuerte. Tus palabras cliché se desvanecen... Soy prisionera de mi mente.

Tantas veces he escuchado que la verdad duele. Sin embargo, Hay verdades que fascinan, que uno se muere por decir Y al decirlas no pesan, lo   contrario... Te alivian el alma cuando ella ya está cansada de jugar al  idealismo. Idealismo... Ese que sepulta realidades  con la tierra de lo inconsciente,  y sobre ella  una lápida  que dice: "aquí  yace la mentira"

(Dedicado a Joaquín Fernández, desaparecido el 11 de septiembre del 2008) Amargo es el sabor de la impotencia, agria la injusticia. En la búsqueda de la verdad nos encontramos con la insípida mentira. Las preguntas se vuelven más complejas, las respuestas más escazas. Apenas sobrevivimos por los restos de la dulce esperanza que  nos mantiene de pie. ¿Si nos rendimos seremos débiles? ¿Si persistimos somos tercos?  ¿Quién entiende los misterios de la vida? ¿Quién comprende la maldad de los hombres? El silencio responde de nuevo y yo aún aquí, con el corazón fragmentado. Paz... Es lo que necesito, no falsas esperanzas ni un corazón airado. Recuerdo tu voz y una sonrisa quebrada adorna mi rostro. ¿Dónde estás? No sé si importe saberlo en estos momentos. No sé que estarías pensando de mí si supieras que te sigo esperando. ¿Te halagarías o te sentirías apenado?   Entiende que no es mi culpa amarte tanto.  Te ruego que entiendas  que no me...

Las ganas de hablarte se convirtieron en insomnio He perdido el juicio, mi corazón hermético no me da el permiso. Y aunque no pueda decírtelo, estoy mal por ti, por nosotros, por el ayer. Puedo entenderlo todo y no creer nada. Ya de por sí me he entregado por completo y poco he recibido. ¿Cobardía u orgullo? Mientras más preguntas logre responder, aumentan las dudas y... Y punto, nada más.

Mantenía esa puerta cerrada,  aún así el frío se escabulló por una ventana entreabierta. Descubro una lágrima reseca, deja su huella invisible, mas consume mi flema. De nuevo el mismo dilema: ser o no ser. Muero por ser, muero sin ser,  soy un ser que no quiere ser más. El aquello que perdió el sentido a mitad de carretera, la etiqueta sin nombre. El ruido deforme de un violín desafinado,  de un grito de auxilio, de un adiós desamparado.

Aquél sueño se desvaneció al igual que aquellos recuerdos que atesoraba. Tu voz dentro de mi cabeza a veces es música, hoy es tormento. Lluvia torrencial de amargura, tornado de lamentos, terremoto en mi pecho. No existe cura para un corazón roto, no existe el amor sin sufrimiento. Mi propia mente se burla de mí, otra vez... Tu imagen en mi cabeza escupe sobre mis heridas. Hoy me rindo.

Soy lo que queda después de amar y darlo todo... Un suspiro que lentamente se evapora. Me escondo detrás de tu mirada, me vuelvo nada. Mi corazón inerte va desapareciendo junto a la sombra tuya que lo abrazaba. Busco algo que no existe, que murió junto a tu orgullo: La Esperanza. Me inundo en vicios que envenenan mis sentidos,  así como tu me intoxicaste el alma. Te miro a lo lejos, chocamos la miradas.  ¿Acaso me estás espiando? No me toques por favor, soy vulnerable y aunque te siga amando, mi corazón despechado no quiere saber de ti. Sin embargo, de ti lo sé todo, hasta lo que me ocultas detrás de tu expresión hueca, de tus frases a medias, de tus mentiras disfrazadas de razón. Duele, duele tanto que ni entiendo porque sigo aquí, extendiendo mi mano para ser torturada, entregando mi amor, recibiendo punzadas.

Descodificando pensamientos, sonrisas y olores. Saboreando la piel, dibujar con los ojos, tocar el deseo. Adheridos a lo abstracto. Melodías de colores, corazón en blanco. Calle sin transcurrir, dolor curado. Esperanza, notas del piano. Respiración sincronizada, besos, calor, algoritmo de amor.

La inexorable duda toma control de mi mente.  Se disfraza de neutralidad, juega conmigo a la suerte.  Muy astuta, se escurre detrás de la intención,  tira los dados y da como resultado una mezcla de deseos, un cubo de rubik por terminar, unos puntos suspensivos, una sonrisa, dos copa de champagne a la mitad.

El sonido del lamento intenta hacer melodías de dolor en mi cabeza.  Me siento encerrada y libre, me siento grande y capaz; me siento nada.  Soy invisible, me escurro entre el espacio y tiempos ajenos. Otra vez estoy perdida entre mis deseos,  mi realidad y mis pensamientos... No distingo la diferencia entre ellos. ¿Estoy viviendo una irrealidad? ¿Estoy viviendo sin sentido o muriendo de dolor? Otra vez siento que no entiendo nada... Me carcome la vida pensar en ti.

Entre el vaivén de mis ideas, me límito a expresar que nada tiene sentido si no se lo damos. Diariamente vemos ejemplos, frases, imagenes de alegría. Conocemos todas las reglas para mejoras y ser felices, y generalmente nos sentimos estancados. ¿Por qué? Esos días de ánimo y alegría suelen ser solo unos pocos del calendario. Los demás son lamentos, incertidumbres e insatisfacción. Nos quejamos diariamente  y nos embarramos del lodo de la mediocridad cuando sintiendonos conformes de la situación tétrica en la que nos encontramos. Tenemos miedo a fracazar, pero no intentamos. Tenemos miedo a estar solos, nos encerramos y desconfiamos. Nuestras palabras y nuestros actos se contradicen... Nos dejamos llevar de las emociones. ¿Qué rayos nos pasa? No nos detenemos a apreciar, a observar, a entender y a amar. Ya es tiempo de disfrutar...

Una vez alguien me dijo " lo mejor de las historias es el final"  diferí  completamente y lo sigo haciendo. Las historias no se acaban, siempre tienen segundas, terceras y cuartas partes, aunque no se parezcan una de otras. Aunque los personajes cambien, es la misma historia y se llama " vida". Lo mejor de esta historia, cuyo punto final es indefinido, es como las circunstancias se transforman y nos ponen a prueba, damos el máximo y evolucionamos en una u otra situación. Me disgusta poner punto final, porque la vida siempre sigue y no tenemos certeza de que  va a pasar. Los puntos suspensivos enriquecen el enigma de la vida,  ella siempre dando vueltas y volviéndonos a aquellos lugares o personas con los que todavía no hemos cumplido nuestra misión. Mejor es cuando nos sumerge en nuevos rumbos, y sentimos que empezamos de cero, la adrenalina nos domina y nos sentimos renovados, fuertes e invencibles.  Por más que  mi vida cambie, sigo siendo yo y cad...

No he dejado de escribir ni un solo día desde que me encontré a mi misma. La diferencia es que me lo he guardado, he discutido conmigo y con mi taza de café. Reír y soñar, tocar y sentir.  Me siento completa,  extrañaba eso. Puedo palpar cada uno de mis sueños, ya empiezan a realizarse.  Lo que más me emociona es que esto apenas es el inicio. Se siente rico estar en paz consigo mismo, disfrutar el presente, recordar con alegría el pasado y aprender de él. Las mil lágrimas que he llorado hacen que esta sonrisa indeleble sea invaluable. La vida me sabe a canela, chocolate y miel. ¿Qué más puedo yo pedir? Siento que lo tengo todo, y lo que no está, viene de camino. Que bien se siente vivir sin miedo a uno mismo, poder ser y expresarse. Saber que en la vida lo has dado todo,  a pesar de los errores cometidos. Cuando se vive intensamente, todo vale la pena. Ayer estaba en el suelo y aunque me arrastré más de la cuenta, todo vale ahora. Y doy gracias por aquel...

Te escucho hablandome a lo lejos, no sé que pretendes. Fuiste tú quien me pidió distancia y por eso partí. No vengas con palabras mágicas, ni rosas fragantes. Ya lloré bastante,   se me olvidó extrañarte. No puedo decir que no queda nada, pero ya no te quiero. No intentes llamar mi atención,  se acabó la palabra "dos"  Me quebré y me reparé.  Sepultaste mi corazón pero,  volvió a latir. Escucho tus pasos a lo lejos, no sé que pretendes. Ya no muero por tus labios, dejaste de invadir mi mente.

Te echo de menos... Extraño las conversaciones de ciencia, las de amor y aquellas que no tenían sentido. Siento que me consume la impotencia de no poder hablarte,  de no poder amarte y  a plenitud seguirte amando. Si, te echo tanto de menos y aunque intente disimularlo, me siento en tregua conmigo misma al confesarlo. Soy fuerte, pero mi corazón está debilitado... Dicen que todo tendrá sentido mañana Pasan las horas, no mantengo la calma. Evito contar las mil decenas de amaneceres Sin mirarte a los ojos, sin escuchar tu voz, sin adherirme a tu cuerpo Ya es costumbre sentirme incompleta, no quedan ni tus huellas. Te echo de menos, y de paso echo mis penas al fuego. Amarte no me sirve, sólo me envenena la frustración. Es mi castigo, te amo en solitario, en mi habitación.

Es 24 de nuevo, dolor, frustración, furia... Otro mes que va culminando. Mis páginas siguen en blanco Otro año sintiéndome nada, otra espina clavada.  He cometido errores y en todo  he fallado, hasta en amarte. He perdido todo, ya ni me queda la esperanza. He amado tanto y mi joven corazón ya se siente gastado. Fui débil, lo sé. Pero aún así aprendí a purificarme. Ya hoy nada vale. ni el pasado, ni el presente, ni las promesas, ni tus ojos tristes, ni los pies cansados. Yo camino sobre el vidrio que se incrusta en mi alma, desangra mis sueños, se roba mi sonrisa. Estoy ahogada en el hastío, no entiendo el sentido abstracto de la vida. 

No quiero hablar de amor... Ni mencionar entre líneas que muero por ti. Hoy me miro en el espejo y no me reconozco. ¿ Cuándo fue la última vez que lo hice? Eso ya no importa, sólo sé que hay una parte de mí que no me pertenece y aquella otra mitad, no la encuentro.  ¿Qué soy?  ¿Quién soy?   ¿Soy? Me preguntas si estoy bien  ¿Cómo habré de estarlo? Estoy sin vida, sin corazón, apenas respiro...  No hay nada más que pulmones y un vacío dentro de mí. ¡Ay! No recuerdo cuando llegué hasta aquí, cuando dejé de vivir. Creí que esta muerte me iba a quitar esta tortura,  pero mientras menos vivo, más siento, más duele. Estoy en la inopia, pero el tiempo no se detiene y me escupe por haberme rendido. Hay mucho ruido aquí, juraba que la muerte significaba silencio, reposo y sólo es tortura. Mis fantasmas, aquellos demonios que creí haber enterrado danzan alrededor de este frío ser inerte. Mi alma deambulante intenta empezar de nuevo, pero yo, ya no existo...

Todo fue muy extraño... ayer, por primera vez sentí como si una parte de mí se quebró, se murió, o fue aplastada:" Impotencia" así le llaman.  Nunca me había sentido así... El corazón me dolía, literalmente. Puse la mano en mi pecho, para sentir alivio, y no ayudaba. Sentía un daño ahí dentro... Me sentí derrotada por el desamor. Y así me siento... Sola y fracasada... Quizás sólo por un tiempo.  Las voces dentro de mí no están a favor unas con otra, se pelean entre sí. Mientras yo, siento mucho y me siento nada...

Esos días en los que tengo tantas cosas que decirte,  pero no se me ocurre lo más mínimo.  Ansiedad, frustración, soledad...  Es tan pequeño el trecho entre todo y nada.  Mojo la pluma en mi tintero, doy un gran suspiro  y me conformó con pensar ideas vacías y efímeras,  que se esfuman al mismo tiempo que mi aliento.  Lo siento... No me atrevo a trazar la primera palabra. Le pregunto a mi lámpara sobre ti, ella también calla.  Ni siquiera mi mente hace ruido,  se conforma con unirse al silencio sepulcral que invade mi habitación.