Rutinas
La rutina a veces, puede ser emblemática. Así como cuando despertamos una mañana corriente y nos hace gracia tener que ir a la ducha y luego tragarse el desayuno. Cerramos los ojos al beber el primer y el último sorbo de café, y todo parece una novela narrada por el propio universo. Esos días donde ser unas máquinas emocionales no parece una catástrofe. Por otro lado, están los días absurdos donde los años parecen ir muy rápido y los días simulan ser inmóviles, desesperantes, como ver a una babosa competir contra un caracol. Como esperar que cambie la luz del semáforo en hora pico, como lograr que te des cuenta lo débil y coloidal que me vuelvo cuando estoy contigo.