Defunción
Esta ausencia deprimente se bebe mi sangre y descuartiza mis deseos. Se me va el aliento escribiendo odas tristes y trovas sin azúcar. Dejo de sentir los latidos, dejo de sentir cualquier cosa, dejo de existir. Solo está el hueco que demuestra que algún otro día, más que dolores hubo sonrisas. Este cajón abiótico que no debería llamarse cuerpo, guarda memorias de caricias y verdades. Este órgano que ya no respira, solo supo amar, hasta su último segundo de vida.