Perfecto
Hoy es un día perfecto. De esos donde la oscuridad te nubla la razón y el ocio te atrapa entre varillas de miedos. De repente empieza a doler todo aquello que creí desconocer u olvidar. Hoy es un día perfecto porque siento frío, en la sangre, en mi órgano palpitante. Perfectamente pudiera escurrir las lágrimas de mis penas, verlas caer en una taza blanca, calentarlas en el microondas y tomar ese té, salado, lleno de dolor y rabia. ¡Qué día tan perfecto! Ideal para este adiós forzado. Para destrozar lo poco que queda, decir: ¨Hasta nunca, he acabado¨